En mi reciente viaje a Ecuador, decidí visitar como destino la ciudad de Baños de Agua Santa, si bien es un viaje que planifique de una forma y termino con otros matices y como todo andar tiene su aprendizaje y transformación…Este no es la excepción.

Antes de comenzar a hablar sobre la hermosa Casa del Árbol y el gran Columpio del Fin del Mundo, que fue para mí el atractivo principal del viaje; te contaré un poco sobre la ciudad en la que se encuentran ubicados.

Baños de Agua Santa

Es una ciudad perteneciente a la provincia de Tungurahua, su nombre está asociado a la cantidad de agua termales que posee, esto debido a que está ubicada en las faldas del volcán Tungurahua; Es uno de los lugares más turísticos del país debido a la cantidad de atractivos que la hacen única por su naturaleza, dotada de una alta biodiversidad; es también conocida como «La Puerta del Dorado» o «El Pedacito de Cielo» debido a la tranquilidad que brindan su entorno.  Está ubicada a 299 km de Guayaquil, 180 kilómetros de Quito y 35 km de Ambato.

El Fondo Mundial para la Naturaleza le otorgó a Baños el nominativo de “Un regalo para la tierra”.

Baños de Agua Santa es una ciudad apta para practicar varios deportes de aventura tales como: rafting, canyoning, piragüísmo, escalada en roca, salto de puentes, paseos a caballo, caminatas ecológicas, canopy, ciclismo de montaña, etc.

La Casa del Árbol

La entrada cuesta 1$ por persona

Este hermoso sitio además de ser un control de monitoreo del proceso eruptivo del volcán Tungurahua, se ha convertido en uno de los lugares más turísticos del mundo otorgándole a sus visitantes la oportunidad de tomarse las mejores fotografías, que quedaran en sus memorias por siempre.

Desde niña siempre me ha gustado la sensación de vaivén y se me hacía alucinante poder columpiarme e imaginar llegar a las nubes, lo bueno es que no sufro de vértigo; Pero por alguna razón el viaje a Baños fue una mezcla de emociones personales, que de una u otra forma influyeron en la sensibilidad de mi sistema, que cuando recién me subo al columpio me da un ataque de pánico, aun así tuve el valor de columpiarme e incluso volver a intentarlo una segunda vez, más calmada que me permitió disfrutar mejor la sensación del columpio, que además de poseer una vista impresionante al volcán, era inevitable no tener la impresión de un gran abismo a mis pies y al mismo tiempo sentir que tenía alas para volar, siendo una mezcla perfecta entre miedo y magia.

“Pureza visible e inocencia en el viento, nos lleva y nos trae aventurero viaje, mece nuestros cuerpos en un balanceo constante … Y es porqué … Es difícil controlar, te sientes una vez más, en el vaivén de la tristeza y la felicidad. ” Chambao

El Columpio del Fin del Mundo

Este columpio no tiene arneses y se sitúa sobre un precipicio a 2.600 metros de altura, enganchado desde esta idílica casa del árbol.

Si bien es cierto no le encuentro mucho atractivo a los lugares explotados turísticamente y menos para hacerme la foto y decir que estuve allí, pero en este caso viaje hasta Baños para conocer la casa del árbol, ya que los deportes extremos que son el atractivo principal del lugar no son mi fuerte; Pero debo confesar que extrañe mucho la compañía de mis mejores amigos a los que imagine disfrutar tanto ese lugar ya que son unos amantes de la aventura y la adrenalina.

Saliendo de la Casa del Árbol disfrute de una vista panorámica espectacular de la ciudad de Baños de Agua Santa, acompañado de un delicioso café en el Café del Cielo, una cafetería al pie del cerro de Runtún.

Definitivamente un lugar al que volvería sin duda, a sentir y contemplar la vida.

Baños de Agua santa es una puerta abierta a la aventura, un lugar para quedarse prendado de sus paisajes, sus calles y su gente.

¿Ya visitaste el columpio del fin del mundo y la casa del Árbol en baños?

¿Cómo fue la experiencia?

Te comparto un video de mi experiencia.

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