Desove de Tortugas

Silencio, emociones y nostalgia

Mi viaje a La Marinera fue uno de esos días inolvidable por muchas razones, tenía la necesidad de calmar mis ansias, de encontrar calma en medio de tantas cosas y me embarque  en un viaje con un grupo de chicos a los que no conocía; pero teníamos algo en común… ¡Amamos a las tortugas marinas!

Desde niña me gustaron las tortugas,  mi sueño era verlas  en su estado  natural, cumpliendo su rol más importante, que es la de dar vida a otras tortugas .

Lograr verlas era cuestión de suerte; pero valía la pena todo el esfuerzo.

Playa La Marinera es un lugar espectacular, otra de las bellezas que tiene Panamá, se encuentra en el distrito de Tonosí, provincia de Los Santos a 350 kilómetros al suroeste de la capital.

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Hicimos 7 horas en carretera hasta llegar a la orilla de la playa donde debíamos dejar los carros, nos retrasamos con la llegada, debimos haber llegado a las 3:00am y al llegar a la orilla del mar donde converge con el río eran las 5:00am , lo que significaba que el mar había crecido y que cruzar no era tarea fácil, aun así nos decidimos por cruzarlo, el agua me daba arriba de la cintura y las corrientes eran fuerte, al llegar al otro lado estaba totalmente mojada, cargando mi mochila, tienda de campaña y demás, caminamos por medio de la selva unos 35 a 40 minutos, cruzando riachuelos, hasta llegar a La Marinera, pero el recibimiento de alegría por parte de los encargados de la reserva natural fue tan grande al ver nuevos voluntarios; y al contemplar el hermoso mar, hizo que se nos quitara el cansancio e inmediatamente empezamos a poner nuestra tiendas de campaña.

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Durante el día recorrimos la playa para reconocer el lugar y esperamos hasta las 8:00pm que empezaba nuestro primer patrullaje por la playa en busca de Tortugas que necesitaran ayuda.

El patrullaje era sólo con luces rojas para no asustar a las tortuga, no había luna por lo tanto todo estaba completamente oscuro, pero teníamos un hermoso manto de estrella como nunca en mi vida había visto el cielo tan estrellado, con el sonido de las olas en un vaivén constante,  caminábamos en silencio buscando rastro de tortuga y en menos de 30 min encontramos a la primera hermosa tortuga cavando para desovar…Cavo, cavo , cavo , hasta que no sintió la arena en sus aletas , entonces hizo unos pequeños gemidos y empezó a pujar ,en medio del silencio  estaba tan maravillada y extasiada que empecé a llorar , era una mezcla de emoción , de alegría y nostalgia al mismo tiempo.

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Empezaron a salir uno a uno los huevos, en ese momento sentí que la madre tortuga entro como en un éxtasis, como si no sintiese nada, como si por un momento todo se detuviera y se desprendiese de la misma vida, pude tocarla y sentir su calma, una vez termino de desovar, empezó a tirar la arena al hoyo con sus aletas , hasta cubrirlo por completo, luego dio golpecitos en la arena para aplanarla, algo cansada  empezó a moverse con movimientos laterales hasta voltearse de frente al mar, y empezó su recorrido, fue tan emocionante acompañarla y verla perderse en las aguas en medio de la oscuridad, deseándole buen viaje…

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Seguimos con el patrullaje, pero en toda la noche sólo vimos 2 tortugas.

No tengo duda de haber sido bendecida con tan majestuoso acontecimiento, en una noche hermosa donde tenía el corazón acelerado con las estrellas mirándome, el sonido de mar arrullándome, en medio de mi silencio, fue imposible no llorar toda la noche en aquella playa.

 

En la mañana siguiente construimos un vivero para proteger los huevos

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Años después caminando con Elizabeth una de mis mejores amigas, por el malecón de Puerto Vallarta en México, tuvimos la oportunidad de ver una tortuga desovando y fue una grata sorpresa, de esos instante que te llenan de emociones.

Mis agradecimientos a los amigos de www.tortuguias.org que sin conocerme me aceptaron como parte de su voluntario en este maravilloso viaje.

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